El consumo de bienes y servicios en las zonas turísticas

Dinámica económica, tendencias y oportunidades en 2025

Las zonas turísticas no solo son destinos de descanso: son polos de consumo acelerado que dinamizan la economía local, regional y nacional. En 2025, la transformación del turismo global ha modificado profundamente cómo, cuánto y en qué gastan los visitantes. Desde experiencias personalizadas hasta compras conscientes, los hábitos de consumo en destinos turísticos están evolucionando, abriendo nuevas oportunidades para negocios, inversionistas y emprendedores.

1. El turista como consumidor integral

El visitante de hoy ya no busca únicamente “ver paisajes”, sino vivir experiencias. Esto ha generado un crecimiento en la oferta de servicios complementarios como:

Restaurantes gourmet y cocina local Actividades culturales y de aventura Spas, centros de bienestar y retiros Tiendas de artesanías y moda regional Servicios digitales (eSIMs, tours virtuales, experiencias con realidad aumentada)

El turista actual quiere llevarse algo más que souvenirs: busca recuerdos, emociones y autenticidad.

2. Experiencias por encima de productos

Una de las mayores tendencias del consumo turístico es la economía de la experiencia. Los viajeros, especialmente millennials y generación Z, priorizan gastar en actividades únicas, personalizadas y memorables, por encima de bienes físicos. Esto ha impulsado la demanda de:

Cenas temáticas o con chefs locales Talleres de cocina, cerámica o danza Excursiones exclusivas o sustentables Alojamiento con diseño y narrativa local (glampings, hoteles boutique, estancias con historia)

Los turistas valoran aquello que pueden contar y compartir, más que lo que pueden cargar.

3. Consumo consciente y localismo

Cada vez más turistas buscan reducir su huella ambiental y apoyar a comunidades locales. Esto se refleja en el auge del consumo de:

Productos orgánicos o hechos a mano Servicios operados por empresas locales Souvenirs con valor cultural (no industrializados) Restaurantes con ingredientes de proximidad

Las zonas turísticas que promueven este tipo de consumo generan un impacto económico sostenible, distribuyendo los beneficios del turismo de forma más equitativa.

4. Digitalización del consumo turístico

El 80% de los turistas en 2025 realiza su planeación y reservas en línea. Pero más allá de eso, ya consumen directamente desde su móvil:

Reservan actividades vía apps Piden comida a través de plataformas locales Buscan recomendaciones geolocalizadas Utilizan códigos QR para obtener promociones o contenido exclusivo

La integración tecnológica se ha convertido en una ventaja competitiva para los prestadores de servicios turísticos.

Negocios que no estén digitalizados pierden oportunidades frente a turistas conectados.

5. Aumento del consumo en el sector salud y bienestar

El turismo de salud está en auge: desde spas y clínicas estéticas hasta hospitales especializados. En destinos como Cancún, Puerto Vallarta o Los Cabos, el turismo médico se combina con el descanso y el bienestar, generando una importante derrama económica en:

Consultas privadas y cirugías estéticas Tratamientos dentales y de fertilidad Programas de desintoxicación o rejuvenecimiento

El bienestar se ha convertido en una poderosa razón de viaje y consumo en zonas turísticas.

6. Gentrificación y retos económicos para las comunidades locales

El crecimiento del consumo también trae desafíos. En muchos destinos, el aumento de la demanda ha elevado los precios de bienes y servicios, afectando a los habitantes locales. La llegada de turistas de alto poder adquisitivo puede transformar barrios enteros, disparar rentas y cambiar el perfil económico de la zona.

Esto obliga a autoridades y empresarios a equilibrar el desarrollo turístico con la sostenibilidad social.

El consumo de bienes y servicios en las zonas turísticas de 2025 es mucho más que una transacción económica: es un fenómeno cultural, tecnológico y emocional. Quienes entiendan esta nueva lógica de consumo pueden generar modelos de negocio rentables, sostenibles y conectados con las tendencias globales.

Ya sea desde un restaurante, una tienda, una experiencia o una app, el reto es claro: crear valor real en cada interacción con el visitante.

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