Puerto Morelos, en el estado de Quintana Roo, continúa consolidándose como un destino turístico de talla mundial gracias a uno de sus mayores atractivos naturales: la Ruta de los Cenotes. Este corredor, ubicado entre la selva y el mar Caribe, alberga una vasta red de cenotes —formaciones naturales de agua dulce— que cautivan a los visitantes por su belleza, misterio y conexión con la historia maya.
La Ruta de los Cenotes no solo ofrece paisajes espectaculares, sino también una experiencia inmersiva en la cultura y biodiversidad del sureste mexicano. En sus más de 30 kilómetros, turistas pueden encontrar desde cenotes abiertos hasta semiabiertos y cavernosos, cada uno con características únicas que permiten actividades como esnórquel, buceo, nado, recorridos en bicicleta, paseos en cuatrimoto, tirolesas y senderismo.
Este destino ha cobrado relevancia por ofrecer un turismo sustentable, donde la naturaleza se protege y se integra con proyectos ecoturísticos que benefician a comunidades locales. Además, los visitantes tienen la oportunidad de conocer artesanías, disfrutar de la gastronomía regional y participar en actividades culturales que reflejan las raíces mayas que aún viven en la zona.
La Ruta de los Cenotes ha contribuido significativamente a mantener un flujo turístico constante en Puerto Morelos. Incluso en temporadas consideradas bajas, la ocupación hotelera se mantiene entre un 70 y 75 por ciento, lo que representa una gran ventaja económica para prestadores de servicios, operadores turísticos y pequeños negocios locales. Los visitantes provienen en su mayoría de Estados Unidos y Canadá, aunque se ha visto un notable crecimiento del turismo nacional, especialmente por el interés en experiencias de naturaleza y bienestar.
El gobierno local y empresarios del sector turístico continúan trabajando en la promoción del destino, apostando por su valor ecológico y su potencial para atraer a viajeros interesados en la aventura, el descanso y el respeto por el medio ambiente.
La Ruta de los Cenotes es mucho más que un atractivo natural; es un símbolo del turismo responsable y una muestra del potencial que tienen los destinos que apuestan por la sostenibilidad y la autenticidad cultural. Con su combinación única de naturaleza, historia y aventura, este paraje se consolida como uno de los favoritos en el Caribe mexicano y una joya que México ofrece al mundo.