No tener ventas no siempre significa que tu negocio no funciona. A veces es solo una señal de que necesitas hacer ajustes, probar nuevos caminos o revisar tu estrategia. Lo importante es no quedarte inmóvil.
Empieza por revisar tus canales: ¿estás llegando a las personas correctas?, ¿tu mensaje es claro?, ¿tu producto sigue siendo útil? Una pausa en ventas es una oportunidad para observar con más calma.
No temas pedir retroalimentación. Pregunta a tus clientes fieles, a tus conocidos o incluso haz encuestas en redes. Lo que descubras puede ayudarte a mejorar tu propuesta o descubrir algo que no habías visto.
Evalúa si estás invirtiendo tu energía en las acciones correctas. A veces, lo que frena las ventas no es el producto, sino la forma de comunicarlo o de ofrecerlo. Un pequeño cambio puede traer grandes resultados.
Haz promociones puntuales, colabora con otros negocios, ajusta tu precio o tu empaque. Mide todo. Aunque sea poco, cada avance cuenta. Salir del bache requiere acción, no perfección.
Recuerda: todos los negocios pasan por rachas bajas. Lo que marca la diferencia es cómo reaccionas. Usa este momento para aprender, ajustar y volver con más fuerza.