La recuperación económica en Quintana Roo no solo ha dependido de la reapertura turística o la inversión pública. Las cámaras empresariales han jugado un papel estratégico al representar al sector privado, canalizar propuestas y articular soluciones que buscan mantener a flote la productividad regional en un entorno altamente competitivo y cambiante.
Organizaciones como COPARMEX Quintana Roo, CANACO SERVYTUR Cancún, CANIRAC y AMPI, entre otras, han servido como interlocutores clave entre empresarios y autoridades. Durante y después de la pandemia, muchas de estas cámaras impulsaron campañas para reactivar el consumo local, organizaron capacitaciones para pequeñas y medianas empresas, y promovieron mesas de diálogo para abordar desafíos urgentes como la inflación, la inseguridad o la escasez de talento capacitado.
En destinos como Cancún, Playa del Carmen, Tulum y Chetumal, donde la economía depende en gran medida del turismo y los servicios, estas agrupaciones han ayudado a sus afiliados a adaptarse a nuevas exigencias del mercado: digitalización de operaciones, normativas ambientales, fortalecimiento del empleo formal y transformación de modelos de negocio. Su labor ha sido esencial para promover prácticas empresariales sostenibles y reforzar la cadena de valor local.
Además, su capacidad para generar diagnósticos, estudios y datos sectoriales ha permitido tomar decisiones con mayor información. Desde sondeos sobre confianza empresarial hasta encuestas sobre afectaciones por fenómenos climáticos o cambios regulatorios, estas organizaciones ofrecen una radiografía del pulso económico del estado.
A largo plazo, el fortalecimiento de las cámaras empresariales en Quintana Roo podría ser clave para un desarrollo más equilibrado, inclusivo y resiliente. Siempre que mantengan una postura abierta, plural y orientada al bien común, su rol seguirá siendo indispensable para consolidar una economía diversificada, menos vulnerable a factores externos, y mejor conectada con los retos globales.