En el competitivo entorno turístico de Quintana Roo, la llegada de la temporada de huracanes representa un reto constante para el sector hotelero. Sin embargo, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en una oportunidad para demostrar capacidad de respuesta, planificación estratégica y compromiso con la seguridad de sus clientes y colaboradores.
Con el inicio oficial de la temporada de huracanes el 1 de junio, los hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres han puesto en marcha rigurosos protocolos de protección civil. Esta preparación no solo responde a exigencias normativas, sino que forma parte integral de la reputación y sostenibilidad del destino ante mercados internacionales cada vez más atentos a la gestión de riesgos.
Rodrigo de la Peña, presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, señaló que la industria se encuentra lista y bien coordinada. Los hoteles han reforzado la capacitación de su personal en medidas preventivas, evacuación y atención al huésped en situaciones de contingencia. Además, mantienen comunicación constante con las autoridades locales y nacionales, así como con organismos especializados en meteorología y protección civil.
Parte fundamental de la estrategia incluye convenios con empresas de transporte, que permiten movilizar a huéspedes y trabajadores en caso de una evacuación. Asimismo, se han revisado y actualizado las instalaciones críticas, como plantas eléctricas, sistemas de almacenamiento de agua y protocolos de comunicación interna.
Más allá de los protocolos, los empresarios turísticos entienden que la prevención es una herramienta clave de competitividad. Un hotel que puede ofrecer seguridad, organización y respuesta inmediata ante fenómenos naturales transmite confianza, lo cual se traduce en fidelización de clientes, protección de la marca y continuidad operativa.
El Caribe mexicano, y particularmente Quintana Roo, ha enfrentado históricamente ciclones de gran intensidad. Esta experiencia ha permitido desarrollar una cultura de prevención en el sector turístico que hoy es referente en América Latina. Los líderes empresariales del sector no solo se preparan para mitigar los efectos de una eventual tormenta, sino que también fortalecen sus modelos de negocio con resiliencia, innovación y responsabilidad social.
La preparación para la temporada de huracanes no es simplemente una reacción ante la naturaleza: es una muestra clara de cómo las empresas pueden integrar la gestión de riesgos en su estrategia de operación, protegiendo su activo más valioso: la confianza de sus clientes.